La guerra después de la guerra





Con ISIS fuera del camino, los jugadores del tablero sirio ya piensan en cómo dividirse los casilleros. Sorpresa: nadie quiere ceder un palmo y las balas empezaron a silbar entre quienes hasta hace poco eran aliados.

El tema da para largo. Para serie de Netflix con nueve temporadas, hora y media por capítulo. Así de largo. Hoy hablaré un poco del caso  Kurdo y de sus poco amigables vecinos.

Veamos. Kurdos, Kurdistán, ¿dónde queda en el mapa? Bueno, en cierta forma no queda en ningún lado. No existe.

El pueblo kurdo está geográficamente ubicado en una zona un tanto candente del mapamundi.





Los kurdos viven al sur de Turquía, al norte de Siria, al norte de Irán y al norte de Iraq. O sea que su territorio es parte de cuatro países distintos y comparten la vida cotidiana con diversas etnias. En algunos lugares son inmensa mayoría, en otros apenas una minoría ruidosa y en muchos la proporción es pareja.

Lo interesante es que frente al horripilante avance de ISIS fueron los primeros en organizarse y en oponer resistencia. Tan así que se constituyeron en el mejor aliado estadounidense en el terreno, coordinando ataques aéreos con el Pentágono.

Hasta acá todo muy lindo, bien por ellos. El tema es que a pesar de haber frenado a ISIS no los quiere nadie, ni los yanquis. Veamos por qué.


  • Los turcos temen una posible secesión kurda al sur de Anatolia donde, los han oprimido por siglos. 
  • Los sirios tampoco los trataron muy bien durante los años previos a la guerra. Y ahora, en el conflicto, a pesar de ser nominalmente enemigos, no se combaten mutuamente ya que ISIS ocupa la poll en la lista de enemigos. 
  • Lo mismo pasaba con Iraq. 
  • Irán, por otro lado, es rival de los kurdos por pertenecer a otra rama del Islam (sí, ya sé, el tema de chiítas y sunitas ya se está volviendo viejo).
  • Estados Unidos intenta hacer malabares con su relación con Turquía hace años. Prefieren soltarle la mano a los kurdos a antagonizar todavía más a los líderes de Ankara.


En definitiva nadie quiere una república kurda porque implicaría perder territorio e incorporar un nuevo jugador al mapa. Un nuevo jugador con fuerzas armadas organizadas y, por lo demostrado hasta ahora, capaces.

Por eso es que los conflictos con Iraq ya empezaron en pequeña escala y es posible que se intensifiquen. El gobierno de Bagdad buscará recuperar el control sobre las áreas anteriormente ocupadas por ISIS y sobre sus territorios de mayoría kurda que, por la guerra, ganaron una cuota de autonomía tal que la independencia parece ya un mero formalismo.

Si nadie cede (nadie nunca cede mucho) es posible que haya enfrentamientos a mayor escala. Mientras que Estados Unidos, al no necesitar más de las tropas kurdas para frenar a ISIS y al preferir mantener buenas relaciones con sus aliados en el terreno (Turquía e Iraq) se vería en un aprieto diplomático.

Por último quisiera agregar que hacia el interior de los kurdos no todo marcha bien. Las divisiones internas podrían aflorar y causar una guerra civil que deje indefensa a la nación frente a los estados de la zona. Ya veremos qué sucede.















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